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miércoles, 20 de enero de 2016

Challenge Me!: Fond du Lac III

(Continuación “Fond du Lac II”)

—¿Te busca la pasma por haberte fugado? —preguntó incrédulo Bill mientras la joven se ocultaba en la parte trasera de la furgoneta ignorando sus palabras—. ¡Sam! ¿Vas a contarme que pasa exactamente?

Ante el silencio de la chica, Bill frenó en seco, justo al lado del coche patrulla.

—¿Por qué has parado?

—Hasta que no me digas por qué te busca la policía no nos movemos de aquí —amenazó parando el motor.

—Bill, por favor. No seas estúpido.

—¿Tanto te cuesta explicármelo?

—Ahora no es el momento… Si salimos de esta, prometo explicártelo.

Bill observó como la pareja de policías salían del restaurante y se dirigían al coche mirando con recelo la furgoneta.

—¿Qué pasa? —quiso saber Sam a verlo mirar boquiabierto por la ventanilla.

—Acaban de salir, y vienen hacia aquí… ¿Qué hago?

—¡Pues arranca! —ordenó Sam ocultándose bajo una manta que había encontrado dentro de una caja.

Bill arrancó y sin quitarle el ojo de encima a la carretera se incorporó en ella. Una vez fuera del parking miró por el retrovisor en busca de los policías pero estos ya se habían metido dentro del coche.

—¿Bill? ¿Qué está pasando? —quiso saber la muchacha.

—Calla —susurró—, nos están siguiendo —mintió mirando de reojo.

—¿En serio?

—Eso parece, no salgas de ahí atrás.

Bill esbozó una sonrisa y condujo de vuelta al centro de la ciudad al tiempo que maldecía por lo bajo de vez en cuando para hacerle creer lo que no era. Sin darse cuenta, se encontraban en la carretera que rodeaba los diferentes campos de fútbol de la universidad, una zona tan vasta que era incapaz de distinguir donde terminaba. Por un momento se olvidó de Sam, solo sentía el motor de la furgoneta y delante suyo había una extensa carretera que se perdía en el horizonte.

—¿Bill?

La voz de Sam le asustó, miró por el espejo retrovisor y la observó sacando la cabeza.

—Todavía nos siguen…

—¡Joder! —exclamó ocultándose otra vez.

—¿Por qué hay tanto interés en tu persona? ¿Me lo explicas?

Sam suspiró y se aclaró la garganta.

—A parte de irme con el dinero de mi padre… —Su voz quedaba ahogada bajo la manta—. Le dejé un regalo de despedida.

—¿Qué clase de regalo?

—Le practiqué una circuncisión —explicó con total naturalidad—. El muy hijo de perra llegaba todas las noches borracho como una cuba y nos pegaba a mi madre y a mí.

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio… 

—¿Por qué no? Se lo tenía bien merecido —dijo alzando la voz—. Se gastaba todo el dinero en putas y en cervezas…

—No sé… ¿Por qué no huiste sin más? ¿Y tu madre qué?

—Mi madre murió hace tres meses.

Bill hizo una mueca.

—Lo… lo siento, no sabía…

—¿Cómo ibas a saberlo? No hui sin más porque en más de una ocasión había intentado forzarme. ¡Mi propio padre! —gritó furiosa—. Gracias a que siempre estaba borracho conseguí evitarlo en todas sus tentativas, por eso no desaparecí sin dejar rastro. Tenía que devolverle de alguna forma todo el daño que nos había hecho. —La voz de Sam estaba quebrada y su respiración era entrecortada.

—¿Y la posibilidad de denunciarlo?

—¡Joder, Bill! Tanta pregunta, yo que sé porque hice lo que hice… Esta hecho, y no hay vuelta atrás. —Sam permaneció callada mientras recobraba la compostura—. Y sintiéndolo mucho, ahora estas metido en esto conmigo…

Bill permaneció callado unos segundos. 

—Ya puedes salir, se han marchado.

Sam salió de su escondite y tras secarse disimuladamente las lágrimas se colocó en el asiento del copiloto. Abrió la guantera, sacó el mapa y se aclaró la garganta.

—¿Dónde nos dirigimos? —preguntó extendiendo el mapa sobre sus piernas—. ¿Dónde estamos exactamente?

Bill aminoró y se colocó en el lateral de la carretera. Miró el mapa y alzó la vista contemplando la carretera.

—Creo que estamos aquí —indicó señalando con el dedo en una de las carreteras del mapa—, esa debe de ser la calle Johnson.

—¿Y hacía dónde nos dirigimos? —volvió a preguntar Sam.

—Si continuamos todo recto por esta carretera a unas veinte millas más o menos, tras pasar Plymouth, podríamos coger la estatal 57 hacía el sur y conducir hasta Milwaukee. ¿Qué te parece? En un par de horas estaríamos ahí.


Fond du Lac III: ¡Ponle nota!

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