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miércoles, 3 de febrero de 2016

Taller: El último beso

—Un último beso —rogó Lancelot.

—Para ti siempre es el último beso —recriminó Ginebra en tono burlón—. Terminarán por descubrirnos.

—Me da igual que nos descubran.

—Entonces tendrás que pagar una hora más, y los dos sabemos que no tienes suficiente dinero para eso…

Lancelot se levantó desnudo de la cama y se acercó en silencio al lavabo. El sudor cubría su cuerpo y Ginebra no podía evitar morderse el labio mientras lo recorría con su mirada. Ella también se levantó, y cubriéndose con la sábana, se aproximó a él.

—No te habrás enfadado, ¿verdad? —preguntó ella rodeándole con sus brazos.

—Te he dicho mil veces que dejes esta puta mierda de trabajo —contestó tras apoyarse en el lavamanos—. Me revienta tener que pagar por estar contigo…

—Es la única forma que tenemos para estar juntos, Arturo…

—Arturo… —intervino Lancelot golpeando el espejo—. ¡Maldito bastardo! Siempre tienes ese nombre en la punta de la lengua. ¿También te lo tiras?

—¿Acaso crees que disfruto acostándome con otros? Es mi trabajo, Lancelot —gritó apartándose de él y saliendo del lavabo—. ¡Mi trabajo! Ya sabías a qué te exponías cuando te involucraste en una relación conmigo.

—¿Sabes qué, Ginebra? —Lancelot salió del baño, se acercó a su ropa y comenzó a vestirse—. Tendrás que decidir. Tu trabajo o yo.

—No puedes pedirme eso.

—Lo estoy haciendo —subrayó volviéndose hacia ella—. Si de verdad quieres estar conmigo, dejarás este trabajo y te vendrás conmigo. Nos iremos lejos. 

—No es tan sencillo. No puedo decidir dejarlo, así sin más… —Ginebra se acercó a él y lo detuvo—. Arturo no dejará que me marche…

—Si Arturo es el problema, ya me encargaré yo.

(Debía titularse "El último beso")

El último beso: ¡Ponle nota!

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